EL CONSTRUCTOR DE JARDINES.

Y fue en aquella tarde cuando me paseaba por aquellos hermosos jardines que construí en honor a las personas que he querido mucho a lo largo de mi vida. Los colores, los olores y las figuras que se formaban en cada recinto describían su personalidad de cada una de ellas. Sin embargo a pesar de la belleza de su construcción de aquel lugar, se sentía un ambiente un poco solitario…

-Así debe ser, supongo. Pues se trata de un santuario…-pensé-

Y mientras caminaba por los senderos de aquel jardín, aprovechaba de vez en vez para acomodar, limpiar y regar las flores que estaban creciendo.
De jardín en jardín yo iba. De pronto escuche un ruido que llamo mi atención. Era el sonido de pisadas que se movían a gran velocidad. Sorprendido por aquel inusual ruido corrí a investigar. Cruce un pequeño sendero hecho con piedras de río, subí una cuneta y ya en la cima me tope con un árbol de casi once metros de altura, grueso y frondoso el cual tapaba un poco la luz del sol. El ruido de las pisadas ceso, sin embargo me percate que detrás de aquel árbol estaban las puntas de dos pequeños pies con unos peculiares zapatos para correr, y mientras rodeaba cuidadosamente aquel árbol, iba descubriendo la figura de un pequeño niño que estaba allí sentado muy tranquilo, el cual daba la impresión de que disfruta de ver el atardecer.
-Te estaba esperando- me dijo.
-Eh, ¿Quién eres tu?- le respondí.
-¿Es que no te acuerdas de mi?..¿ No te acuerdas del día que me construiste un jardin? Eres tan despistado que ya ni siquiera vienes a visitarme por estar construyendo jardines por todos lados. –me dijo-
-Eh, si. Últimamente he tenido mucho trabajo…- le dije.
- Los nuevos jardines que construyes son mas bonitos cada vez, pero creo que les falta algo…mmm, creo te falta hacerlos un poco mas divertidos- me dijo.
-¿Cómo? ¿divertidos? ¿a que te refieres?- le respondí al chiquillo.

De pronto aquel niño se afianzo fuertemente de mi mano y se hecho a correr jalándome colina abajo, era tanta la velocidad que estuve a punto de perder el equilibrio para caerme redondito de bruces.
-Hey, espera niño!! No tan rápido!!!
- Deprisa, necesitamos llegar antes de que desaparezca!!
-¿Desaparecer que?
-El arco iris!!!

Momentos después comenzaban a sentirse las gotitas de una tímida lluvia como si fueran un enorme enjambre de diminutas abejas las cuales jugueteaban con el soplido del viento.

-Y helo aquí; El arco iris. –me dijo el niño.
-No sabia que se podía ver un…
- Levanta las manos y respira!- me interrumpió el niño.

Las gotitas de lluvia chocaban mi rostro, mis manos, mi cuerpo entero… hasta pude sentir como podían entrar hasta lo profundo de mis pulmones. Gire a mi izquierda y pude ver una pequeña casa antigua que me era muy familiar. Bastante familiar.

-Oye, espera un momento… esa casa la conozco…. Allí viví toda mi niñez hasta que nos mudamos cuando…
-Si, así es- me interrumpió otra vez el niño.

Baje la mirada y observe con mucha atención sus ojos de aquel chiquillo, aquellas caniquillas sonrientes de color negro me estaban haciendo volver a recordar millones de imágenes escondidas en mi memoria.

-Si. Tú y yo somos la misma persona.- me dijo.
- Es que… a pasado tanto tiempo que…
-¿Ya no recuerdas el día que construiste este jardín?- me volvió a interrumpir.
-Este es mi hogar, aquí vivo. Es un lugar muy divertido y siempre me gusta jugar en cada uno de los jardines que construyes. Son muy bonitos, pero son muy callados, son demasiado tranquilos. Sin embargo me divierto mucho estando allí persiguiendo a las mariposas o compitiendo con los topos haciendo hoyos para ver quien llega más al fondo.- me dijo.
-¿Es que acaso vives aquí tu solo? Porque no te había visto…- le pregunté.
- No vivo solo. Siempre estoy acompañado. Tú me haces mucha compañía.
-¿No te pones triste cuando no estoy?- le pregunte al niño.
- No. Solo me pongo un poco triste cuando te veo que esperas horas y horas allí parado a que algo suceda en los jardines que construyes. Por lo tanto hoy ya no pude soportar mas verte así, entonces fue que decidí llamar tu atención.
- Es cierto… no me di cuenta de eso. Perdía la noción del tiempo mientras estaba allí parado.
- Yo entiendo que extrañas mucho a quienes en su honor les construiste aquellos lugares tan bonitos. Creo que esperas mucho a que pase algo en esos lugares que te olvidas de divertirte, de vivir tu vida…- me dijo aquel chiquillo.

Poco antes de que caiga la noche, las aves hacen su último vuelo divertido de regreso a casa. Porque quizás ya no hay nada mas que hacer cuando la oscuridad y el silencio envuelvan la ultima copa de los árboles.

Fin.

D.B.R.R