La serpiente ha mudado de piel nuevamente. La
vida del ser humano sigue en transición. Anclados de por vida a la cadena del
ADN. Atrapados en la ilusión del cómodo milagro, a la imagen de que merecemos
sin cosechar absolutamente nada. A veces nos preguntamos; ¿Por qué fuimos tan
ciegos y no ver el fondo de la situación? Pero ahora parece que buscamos
sacarnos los ojos unos a los otros.
En esta realidad maestra parece que no existe
la goma mágica que pueda borrar nuestros errores, pues todo queda encriptado y anclado
a un infinito eslabón de transformaciones. Por ello estar muy atentos a lo que
reside dentro de nuestro santuario.
“Nuestro presente puede transformarse cuando se
descubre la humildad y la voluntad de resarcir una vida lastimada y el daño
hecho a los demás seres vivos”.
D.B.R.R