La soledad se siente como un espacio abierto a infinitas dimensiones.
Es un lugar donde su tranquilidad evoca al mejor océano de secretos ocultos.
En donde se puede llegar a comprender la ausencia de nuestros seres amados.
La soledad es tu momento dorado, cuando tienes que reconciliarte contigo mismo.
La soledad permanece siempre a tu lado como la mejor guía cuando la necesites.
La soledad es de admirarse y comprenderse, porque ella nos admira y nos comprende.
Aquellas hermosas creaciones han surgido desde la inspiración de la soledad.
La soledad puede ser un lugar ideal para la creación y para la destrucción.
En la soledad el tiempo parece detenerse, por eso es tan valiosa para los creadores.
En la soledad se suele encontrar la medicina para sanar nuestra alma.
En la soledad es posible escuchar la sinfonía del universo.
En la soledad encontramos aquellos recovecos polvorientos de nuestro ser.
En la soledad solemos descubrir quienes somos y que es lo que necesitamos.
En la soledad también se aprende a amar.
En la soledad se suele encontrar un boleto de viaje redondo a la fuente de la creación a la cual pertenecemos.
Así, estos son algunos de los infinitos rostros que tiene la soledad. Para muchos esta suele ser un veneno, para otros una condena, y para miles de personas un lugar que hay que evitar a toda costa. Tengamos paciencia y no rompamos al llanto tan pronto como la soledad nos atrape en su suave y delicado abrazo. Sino mas bien, recibámosla como aquel estudiante que recibe a su profesor erudito, o con la humildad que las plantas reciben los rayos de sol en la mañana.
“La soledad ha nacido desde antes de la creación de las galaxias, es parte natural de este universo. Por ello debemos estar atentos cuando toca la puerta y pide hacernos compañía”
Atentos debemos, pues la soledad llega a nosotros tan sutilmente como una tímida brizna, la cual quizás, en este momento se encuentre contigo sentada a tu lado.
D.B.R.R