Libros, canciones, películas, documentales y otras manifestaciones han tratado de poder enriquecer la vida de las personas, siendo espejos de sentimientos y vivencias. Sin embargo aquella riqueza es interpretada de mil maneras, y eso lo decide cada quien en particular.
Una extraordinaria mujer llamada Carmen me contó un día la historia de un codicioso viajero en el que tuvo la suerte de conocer a una hija de un rico comerciante en uno de sus viajes.El viajero era un tipo inteligente, astuto, ambicioso y muy guapo por lo que sedujo y enamoro a la hija del comerciante. Usando su inteligencia y astucia pudo engañar a sus suegros fingiendo ser un inversionista en búsqueda de negocios en nuevas tierras. Los suegros mordieron el anzuelo y estuvieron de acuerdo en que su querida hija se casara con él. Sin embargo el viajero solo le interesaba el dinero, el prestigio y las oportunidades de llenarse de oro y no el cariño y amor que su esposa le brindaba, a pesar de ello la maltrataba y le era indiferente.
En las reuniones sociales el viajero hacia alarde de sus aventuras y experiencias que había tenido por todo el globo terráqueo, poniendo énfasis en adornarlas con éxito y tesoros lo que causaba tanta emoción en los ricos comerciantes que le escuchaban atentamente. Una de sus historias favoritas era cuando descubrió el agua de la vida, la cual emergía de un estanque sagrado y secreto, pero que solo aquellos que llevaran el recipiente de más bello y adornado podían ser dignos de beberla. De pronto se abrieron las puertas de aquel recinto y apareció un sirviente llorando y anunciando que la esposa del viajero estaba en cama y gravemente enferma. Enseguida los suegros se levantaron y enfrente de todos le pidieron al viajero que fuera en busca del agua de la vida para curarla. En ese mismo acto uno de los sirvientes le ofreció varios recipientes sencillos hechos de madera con lo que pudiera acarrear y traer de regreso aquella misteriosa agua para sanar a su propia esposa, pero el viajero no hizo caso de ninguno, este miro a su alrededor y a lo lejos diviso algo brillante y hermoso, era un cáliz hecho de oro puro y adornada con diversas piedras preciosas posado en un pedestal. Inmediatamente el viajero se reclamo como digno de llevárselo para cumplir su misión.
En realidad el viajero pensó en huir y así poder escapar con aquel tesoro dorado abandonando a su esposa a su suerte ya que al parecer este podía valer más que cualquier fortuna que pudiera acumular en toda su vida, sin embargo el viajero iba escoltado por dos guardias de confianza que los suegros asignaron por si surgían dificultades en su camino. El viajero resignado al no poder huir, se empeño en encontrar el agua de la vida y cuando pudo hallarla se acerco a ella y lleno el cáliz hasta el tope tapándolo y sellándolo herméticamente con una piel fina de cabra, posteriormente la oculto en un morral y emprendieron el viaje de regreso.
Cuando llegaron el viajero corrió al lecho de su agonizante esposa y saco inmediatamente el cáliz y se lo dio a ella a beber. Al ponerlo en su boca ella se dio cuenta que estaba vacío y lo retiro diciéndole; este cáliz esta vacío igual que tu, hermoso pero vacío igual que tu…
Posteriormente ella murió.
El viajero no podía creer lo que había pasado. El estaba seguro de haber tapado herméticamente aquella copa. Sin embargo nunca se dio cuenta de que ese cáliz tenía un pequeño agujero en el que gota a gota termino por vaciarse durante el viaje de regreso.
D.B.R.R