COMO UNA FLOR EN EL DESIERTO. ( Narración)

Eran las 4 de la tarde del mes de junio, en un edificio antiguo y un poco desgastado ubicado en la colonia Roma dentro de la ciudad de México.
Yo era repartidor de revistas y periódicos, cuando llegue a aquel lugar me di cuenta que la recepcionista se encontraba ausente para entregarle la revista mensual de psiquiatría que cada primero de mes pasaba a dejar por la tarde, sin embargo hubo un silencio que rodeaba la recepción y a lo lejos pude escuchar gracias a las delgadas paredes de ese piso la voz de dos interlocutores los cuales a mi parecer deduje que uno se trataba de un escritor extranjero proveniente de algún país de Latinoamérica.

Extranjero: pero es que… no lo entiendo… en mi país querer ser escritor profesional es toparse contra un muro. Desde niño siempre adoraba las letras, los cuentos y de adolescente los poemas y los ensayos. Pero mis papas y hermanos adoraban la violencia, los programas de chismes y la música vulgar y corriente… y cuando me veían leer enfrente de ellos me etiquetaban como vago, flojo y haragán. Que leer es una perdida de tiempo. ¿usted sabe como me lastimo eso, que hasta me hizo pensar que ningún esfuerzo vale la pena? Y ahora que soy adulto decidí emigrar de mi país porque sinceramente me sentía como si estuviera en un desierto, un lugar seco y vano para la cultura y para los espacios en donde yo y otros escritores podían publicar sus textos y obras… no se que pensar… ayúdeme por favor.

Voz grave: Bien…quisiera decirte mi punto de vista con una parábola. Un viajero se encontró una flor en medio del desierto. A pesar de las condiciones extremas y de la poca agua de aquel lugar, aquella creció como ninguna . La flor se aferro a la vida y sacó provecho de todo lo que tuvo a su alcance para vivir. Sin embargo la flor necesitó también de aquel desierto para crecer y quizá en otro ambiente aquella jamás pudo haberlo hecho. Esa flor fuiste tú querido amigo. No hay que olvidar que una flor no puede jamás ser desierto y viceversa a pesar de que aquel desierto lo que quería era convertirte en parte de él. Ahora solo es cuestión de comprensión y perspectiva…

En ese momento dejé de escuchar la conversación puesto que la recepcionista había hecho acto de presencia, así que le entregue a ella la revista e hice un intento por fingir que se me caían algunas hojas para ganar tiempo y seguir escuchando aquella voz grave, sin embargo todo volvió a ser silencio y para no crear mas sospechas por ser fisgón decidí entonces que retirarme.


D.B.R.R