El titulo de este ensayo tiene que ver cuando hacemos algo que no nos gusta pero que debemos hacerlo por necesidad o por dinero. También cuando vamos a tomar una decisión con el corazón y no con la razón.
Muchas veces hemos escuchado que de amor no comemos, porque de puro amor no pagamos la renta o la comida del día de hoy y es allí en donde muchas personas se crean un conflicto en su pirámide de prioridades.
Viéndolo desde el punto biológico, los seres vivos nacen , crecen, se reproducen y mueren, (aunque algunos llegan a la ultima etapa prematuramente sin pasar por las anteriores), pero en especial los seres humanos mezclan ese ciclo con su mente transformando su existencia con las decisiones que toman a la largo de su vida.
Nadie nace sabiendo que es lo mejor para su vida ya que el tiempo y las experiencias hacen que el bebe transforme poco a poco su manera de ver el mundo y el modelo ideal de vida que quisiera llevar a cabo como adulto. Sin embargo en algún momento ese proyecto de vida se detiene para tomar un nuevo rumbo, un rumbo que no teníamos planeado y que se presento de repente. Una decisión que muchas veces se inclina más a favor del corazón que de la mente.
En la televisión así como algunas películas y libros nos muestran claros ejemplos de historias de personas que lograron su éxito mediante una romántica hazaña en donde el sacrificio, la lealtad, el amor, la fe y muchos otros sentimientos al final logran derrotar cualquier adversidad en el camino. Pensar que al final todo va a salir bien usando como estrategia los buenos sentimientos puede resultar interesante y a la vez riesgoso, y quizá el hecho de ser peligroso lo hace interesante y viceversa. Tal vez por ello muchas personas se dejan seducir cuando algo implica peligro o riesgo, incluso algunos adoptan en su vida personal la frase de “si no arriesgas no ganas”, a pesar de ello hay quienes arriesgan mas de lo debido poniendo en juego su destino, su vida, buscando como recompensa un tipo de felicidad y placer enfocado a una idealización que con la verdadera estabilidad social, con una economía sana, una salud integra y un desarrollo emocional e intelectual. En un mundo real en donde los buenos sentimientos no ayudan en mucho a pagar la luz o la renta tendremos algunas dificultades para salir adelante.
En ciertas circunstancias las decisiones del tipo visceral (actuando sin pensar) podrían traernos grandes soluciones o salvarnos el pellejo. Sin embargo en las redes sociales las decisiones del tipo visceral regularmente atraen más problemas que soluciones.
Para quienes creen en la ciencia y los hechos y que usan el método científico como guía en la toma de decisiones, difícilmente podrán creer en corazonadas y premoniciones cuando tienen que decidir algo de suma trascendencia y mas cuando tiene que ver con el aspecto profesional. Ese tipo de decisiones muchas veces merecen la pena analizarse una y otra vez. Sin embargo no todos somos científicos y grandes eruditos para descubrir si ejecutar la decisión que nos dice el corazón es la adecuada para nuestro bienestar o es mejor reprimirla porque estadísticamente no funciona. Son decisiones tales como casarse, cambiarse de empleo, tener hijos, dedicarse a otra profesión, cambiarse de carrera, dejar la escuela o buscar un empleo, cambiar de amistades, cambiarse de casa, cambiar de pareja o no tenerla, prestar o no dinero, etc. Son decisiones que al tomarlas se tiene el riesgo de caer mas en el impulso que en la razón.
Cuando una oportunidad se presenta ante nosotros y tomarla tiene que ver mas con el impulso que con la razón debemos tener cuidado en buscar un balance en donde podamos sentirnos realizados y enamorados pero a la vez estables, satisfechos y seguros, es decir; buscar un equilibrio entre la razón y el corazón para no inclinar la balanza entre un extremo a otro para no repetir la frase; “mi corazón dice que no pero mi estomago dice que si”.
Y dime; ¿hacia donde se inclina tu balanza?
D.B.R.R