Caminando por diversos rincones de México, me he llegado a encontrar a cientos de perros en búsqueda de un lugar en donde estar o al menos en pasar la noche. Como dato curioso; a veces cuando el perro pasa mucho tiempo sin el contacto con los humanos toma de nueva cuenta su papel de animal salvaje, buscando a otros de su especie para formar una jauría.
Cuando veo un perro caminar por allí, aparentemente sin rumbo fijo en búsqueda de algo, olfateando aquí y allá, no puedo evitar pensar que también muchas personas vamos por la vida buscando de manera similar aquello que nos pueda brindar protección, alimento, compañía o quizás un lugar en donde estar.
Un lugar que nos identifique con honor y que nos pueda brindar la protección y oportunidades para desarrollarnos como seres humanos inteligentes, creativos y buenos en el trabajo, en la sociedad y en la soledad. Un ambiente de respeto a nuestros derechos y obligaciones, de amor hacia nosotros y hacia los demás por lo que somos y hacemos...
Bueno, supongo que ese lugar del que hable anteriormente existe, sin embargo lo difícil es saber como llegar a él.
En su búsqueda y al no encontrar lo que desean, muchas personas pierden la esperanza y se abandonan a si mismas para someterse a un destino que otros llegan a imponerles. Por ello nunca debemos perder el coraje y jamás apagar la ultima vela de la esperanza.
Todos buscamos un lugar en donde estar, un lugar que nos haga sentirnos plenos y felices con lo que somos y con lo que hacemos.
Y dime; ¿tu ya lo encontraste?
D.B.R.R