Podrás
decir lo que quieras, podrás inventar la más genial de las historias y hacer
semejantes declaraciones como todo un excelso orador, podrás ensayar la mejor
de las sonrisas y ejecutar los mas exquisitos ademanes con suma delicadeza,
podrás engañar a alguien a quien no amas haciéndole creer que es hábil en
crearte múltiples orgasmos o mintiendo que la pasas bien con su compañía y que
la fortuna te ha sonreído a su lado. Pero no siempre esto será así y lo sabes.
¿Para que
seguir engañándose?
Las
correctas palabras abrirán la puerta de la honestidad tarde o temprano.
Los gestos
inocentes pronto escaparán de la celda que los aprisiona.
Los
pensamientos de libertad golpearan la puerta como un ariete para entrar al
castillo de tu consciencia.
La mirada
pronto se fijará en lo que realmente estabas buscando.
Y el sabor
y aquellos olores disimulados con esencias artificiales arrojaran al piso su
velo para mostrar su verdadero rostro nauseabundo.
Y el tiempo
cada vez mas se opondrá a sus captores con la intención de regresar a tu lado; donde
está su verdadero maestro.
Y todo ese
cúmulo de átomos querrá volver a tomar orden dentro de ti y expresar lo que en
realidad eres. Y esto no podrás evitarlo por más que trates de detenerlo, y
todo aquel que desafié esta ley será victima de la Espada de Damocles cuando el
subconsciente lo traicione.
¿Para que
seguir engañándonos cuando sabemos que el cuerpo no miente?
D.B.R.R