Existe un lugar en donde tus deseos pueden volverse realidad. En donde puedes ser Dios y en donde incluso puedes evocar y darle vida a los muertos. Esa habitación está siempre disponible para ti en cualquier momento que desees y en cualquier lugar en donde estés. Es fácil entrar en aquel reino lleno de surrealismo, pero para salir de allí debes pagar por irte. El precio condicionado que debes dar como tributo es arrodillarte y someterte al apego y el sufrimiento, pues al momento de abrir tus ojos y salir de aquel lugar sentirás algo extraño, como si un raro objeto se adhiera a tu corazón como vil sanguijuela. Y quienes nunca abran los ojos seguirán navegando y volando entre sus propias nubes de algodón, apartados de si mismos alimentando su realidad con el combustible del deseo.
Quien desee entrar a la cámara de los deseos que sea bajo su propia responsabilidad…
D.B.R.R