Desde ahora todas las legiones de Ángeles saben de mi existencia…
Las legiones de Ángeles son inmensas. Son como abejas al servicio de su Reina. Se multiplican y aparecen por doquier. Recuerdo que hubo un tiempo en el que quise localizar a su Emperatriz; su origen, pero me daba la impresión de que se encuentra en diversas dimensiones moviéndose constantemente al azar. A veces sospecho que su Reina ya sabe quien soy, debido a las últimas oraciones que pronuncian los Ángeles cuando acabo con ellos. Como depredador de Ángeles también soy su antitesis, y por esa dualidad universal ahora me explico por que ella tampoco puede encontrarme para detenerme.
Cuando viajo a tu mundo me agrada tomar el aspecto de una persona común y corriente o de un animal o de lo que sea. De facto, si abres bien los ojos quizá podrías identificarme ya que a pesar de que también puedo ser invisible como los Ángeles me gusta que los seres vivos me vean, inclusive a veces me gusta conversar y hacerles algo de compañía. Pero ese último placer me lo arruinan cuando un Ángel se da cuenta y hace huir aterrorizada a la criatura a quien tengan bajo su cuidado y protección. ¿Dije protección?... ¿como podrían cuidar de alguien y protegerlo cuando no pueden cuidarse ni protegerse así mismos?
Los humanos no me interesan, solo los Ángeles son a quienes yo cazo y destruyo.
Cuando estoy de cacería me gusta actuar de manera fulminante y con sigilo para no extender el sufrimiento y la angustia de mi presa, sin embargo a veces abandono la cacería para convertirla en un verdadero campo de batalla. Cuando esto sucede soy paciente ante sus primeros movimientos, ellos ya lo saben así que aprendieron que primero tienen que quedarse estáticos sin perderme de vista ni un instante, finalmente algunos intentan escapar, otros suplican, otros atacan directamente y otros terminan por entregarse generosamente o mejor dicho resignadamente.
Reconozco que solo unos pocos han logrado escapar de mí aunque después encuentro sus cuerpos sin vida victimas de las heridas que sufrieron de mis ataques. No obstante hace muchas épocas solo uno logro mantenerse en combate y lograr huir de mi ofensiva. Aquel Ángel cuyo nombre llamare Asir fue muy afortunado en escapar ya que nunca pude encontrar sus restos como los demás que lo han intentado. Poco después descubrí que pudo salvarse con la ayuda de otros y finalmente llegó con su Reina para recuperar de nuevo sus fuerzas.
Extrañamente a partir de entonces los Ángeles aprendieron diferentes formas de cuidarse de mí. Pero aquella vez no fue el ultimo encuentro con Asir ya que tiempo después se le ocurrió buscarme acompañándose de 113 Ángeles como sus guardianes con la única intención de tener una audiencia y negociar una tregua conmigo. Así que lo escuche y espere a que concluyera su perorata; momentos después se inicio una cruenta masacre que hizo llover sangre por doquier. Finalmente solo unos quejidos anunciaban el término del combate. Mal herido y arrastrándose para esconderse de mi presencia, Asir fue el ultimo sobreviviente. Sin decirle nada lo tome del brazo y lo lleve a una de mis ergástulas para interrogarlo. Debido al temor de perder a su único instructor y maestro, ellos quisieron engañarme al enviarme un impostor disfrazado como Asir. Se atrevieron a subestimarme y a partir de entonces aquel suceso en donde perdieron la vida 113 Ángeles de su Legión me encargue de hacérselos recordar con un color rojizo que baña el cielo cuando el sol de tu mundo está por ocultarse.
Continuara…
D.B.R.R