En muchas
ocasiones nos encontramos ante una situación confusa y muy difícil, y esto nos
puede provocar un sentimiento de estancamiento, de que no estamos avanzando
hacia ningún lugar, o de que el problema en el que estamos es muy difícil de
comprender o solucionar. Ante este tipo de situaciones lo mejor es calmarse un
poco, y comenzar a ver cuales son los recursos que tenemos a la mano, aquellos que
todavía son útiles y que están a nuestra disposición, también tener en cuenta de aquellos recursos
con los que hemos nacido, hablo de nuestras habilidades, talentos,
conocimientos y esa mágica energía creadora llamada voluntad. La ayuda del
exterior también es otro recurso que podríamos usar si nuestro arrogante
orgullo nos los permite.
El estar
estancados nos viene enseñando la dura lección de aprender de nuestros errores,
de aprender la forma en como fue que llegamos a un punto muerto o a un callejón
sin salida. El estancamiento también nos ayuda a conocernos, a redescubrir lo
que queremos, lo que nos gusta y lo que ya nos ha dejado de gustar. El
estancamiento es como aquella sala de espera, en donde mientras tanto podemos leer
un poco revistas aburridas, o prepararnos mentalmente para lo que está por
venir.
Si estas
estancado en tu vida, ten en cuenta de que no estarás así por siempre, a menos
que te aferres a la cerrazón o seas presa del miedo y del “tiempo” o la edad,
de las presiones sociales, del qué dirán los demás, del no querer dejar atrás
algo que ya ha muerto desde hace tiempo, del no educar tu orgullo, o
simplemente de no atreverte a ser tu mismo.
D.B.R.R