Ahogado en un torbellino de silencio, soportando las cadenas
que detienen mis tobillos, es cuando de pronto miro a mi alrededor y los faros
se encienden; la noche esta surgiendo y mi corazón muriendo. Creo que necesito
un cambio, creo que necesito tomar otro rumbo, pues ya no tengo miedo porque el
tiempo y mi vida lo están pidiendo.
El cambio es inminente, un nuevo horizonte me espera, un
destino de incertidumbre lleno de ilusiones en mi mente, pero es así cuando me
doy cuenta de que no hay mejor momento como ahora para escapar de esta prisión tan
deprimente.
Bienvenido el cambio, bienvenido el vaivén de la balanza que
se mueve al compás del universo…
D.B.R.R