Nunca se
sabe cuando tu vida puede cambiar de un momento a otro, cuando en un día común
sin nada que hacer y tanto que aprender, el destino puede llegar a darnos una
muy buena lección. Es que fue así de ese modo cuando en uno de esos días libres
me llegó un repentino impulso en mi mente, como cuando un pensamiento llega y
no puedes deshacerte de el más que ocupándote de ello. Ese pensamiento era el
recuerdo de mi última visita a un bonito puente que conecta a una comunidad de
San Francisco del estado de Durango, muy cerca de mi casa, así que tomé mi
bicicleta y salí a dar un paseo. Casi como un autómata me dejé llevar hacia ese
lugar, al llegar me detuve a observar a mi alrededor; era un día con intenso
sol y casi sin ninguna sombra alguna para protegerse, algunas colinas a lo
lejos y los campos de siembra muy comunes en esa región. Nadie más que yo y mi bicicleta
nos encontrábamos en medio de ese puente. Yo tenia mucho tiempo de estar tanto
tiempo bajo el sol, debido al encierro que la vida rutinaria provoca en las personas,
y yo no escapaba a esa imposición, por lo tanto no le tome mucha importancia, todo
lo contrario, yo disfrutaba del sol y de como calentaba todo mi cuerpo devolviéndome
la energía suficiente para recuperar mis ánimos después de una difícil semana. Mientras
pasaba el tiempo, poco a poco comenzaban a cruzar mas personas por ese lugar.
¡Buenas tardes! Siempre ese era mi saludo pues las personas en esa región
suelen anunciar su presencia de esa forma, aunque ni siquiera te conozcan.
Entonces allí
me encontraba, recargado sobre un muro de seguridad a lo largo del puente y
observando a contra luz el panorama de aquel lugar y tratando de averiguar en
mi mente del que porqué yo tenia que estar en ese lugar. Momentos después sentí
que alguien se acercó a mi por mi costado derecho, saludé con el típico buenas
tardes, pero esta persona solo respondió diciendo: -No te recomiendo estar tan
cerca de la orilla- Entonces, inmediatamente giré mi cabeza para observar a un
niño de aproximadamente diez años que se encontraba allí parado a mi lado con
la mirada tranquila viendo el horizonte igual que yo. –No, ehhh… yo solo vine
aquí a estar un rato. Aquel niño daba la impresión de estar solo ¿Y tus padres
donde están?- le hice otra pregunta. Entonces el niño me respondió; –Yo también vine a estar un rato aquí… y mis
papas murieron hace poco-.
Vaya… no
supe que responder en aquel momento, para mí todo eso fue muy inesperado, me di
cuenta de que no funcionaría decirle la típica frase de “lo siento”, así que no
se me ocurrió otra mejor forma mas que comportarme entupidamente brusco y directo,
y lo primero que hice fue preguntarle lo siguiente: ¿Oye niño, tu sabes algo
acerca de la muerte? El niño me miro rápidamente y sonrió, entonces me respondió
lo siguiente: “ La muerte es sencilla de comprender si solamente nos basamos en
el principio básico del inicio y del fin, eso es suficiente para que muchas
personas puedan estar tranquilas en comprender ese concepto mientras están aun vivas,
no obstante la muerte para cada persona es un proceso de transición individual e
irrepetible; es individual porque lleva la historia de cada persona marcada con
su propio color, es irrepetible porque lo que viviste en vida ya no hay marcha
atrás, ya lo hiciste y eso es todo, podrás regresar y experimentar algo
parecido de nueva cuenta, pero nunca igual”.
Me quedé
pasmado al escuchar semejante respuesta, creí que era una broma o que ese niño se
estaba burlando de mí porque en primer instancia, un niño no se expresa de esa
forma y mucho menos le gusta tocar el tema de la muerte. Sin poder decir
palabra alguna el niño continuó diciendo: “La mayoría de las personas tienen
miedo de la muerte, ellas saben que todos tenemos como un reloj que marca el tiempo
límite de estar aquí, por lo tanto no le temen al final en sí, sino a lo que
encuentran después de…”
¿Y que es
lo que encuentran después de?- le pregunté-. Entonces el niño dijo: “Respuestas,
solo respuestas. Cuando tu cuerpo muere y te desprendes de el, es como si
limpiaras una ventana que ha estado sucia y llena de opacidad, una vez que ya
esta limpia podrás ver a través de ella con mejor claridad las cosas porque
cuando mueres ya no existe la necesidad de guardar ningún secreto, de mentir o
fingir algo, ni siquiera ocultar quien en realidad eres, por lo tanto la luz de
la verdad se abre paso entre la neblina y las tinieblas para darte las
respuestas que buscabas, para aclarar de una vez esa situación que te mantenía
tan distraído en vida, para comprender el porqué sucedió tal situación con
aquella persona y del porqué no resultó tu vida tal y como tu lo esperabas, eso
y muchas mas respuestas caen de aquella luz como si fueran espesas gotas de
lluvia, todo eso se descubre mientras estas muerto. Por ello muchas personas le
temen a la muerte, porque temen a la verdad, tienen miedo de dejar atrás su
propio engaño para descubrir la inminente realidad, una vez que eso sucede
ellas saben que ya no hay marcha atrás. En esta vida es fácil engañarse a uno
mismo y a los demás, pero en la muerte no existe la ilusión del engaño, sino
del aprendizaje.”
Tardé un
poco en decir alguna palabra, estaba pensando mucho en aquello que escuchaba, a
través de la voz de un niño! Yo estaba confundido y enseguida lo primero que
hice fue preguntarle; ¿Cómo sabes todo eso, quien te lo dijo o en donde lo
leíste? Entonces el niño volteo a verme, y me dijo: Mira, hace tiempo yo solía
venir aquí con mis padres, me gustaba correr y saltar cruzando este puente
mientras miraba al cielo, sentía como si estuviera volando, pero eso fue hace
muchos años. El niño guardo silencio y no dijo nada más, solamente se limito a
expresar una tímida sonrisa piadosa para mí. Entonces guardé silencio, las aves
y el sonido del viento me dieron aviso de que ya era suficiente para mí, de que
ya había encontrado lo que estaba buscando en ese lugar, y sin más que decir,
me despedí de él dándole las gracias humildemente.
Tu vida
puede cambiar en cualquier momento, todo lo que conoces podría dejar de tener
sentido alguno en un instante. ¿Estamos listos para ello?
D.B.R.R