Como todo
tiene su lado oscuro; la Madurez a veces puede llegar al extremo de ser
inflexible; a no tener una mente abierta o a estar encadenado a la costumbre y
a lo que se es familiar, a la estructura y a lo establecido. Tanto la Inmadurez
y la Madurez ambas pueden caer en el estancamiento o en sus propios
desequilibrios, sin embargo a veces la Madurez necesita alimentarse de aquella
poderosa energía de ser espontaneo e impredecible como la que ofrece la
Inmadurez con su súbita inspiración y su creatividad ilimitada. La energía de
la Madurez puede estabilizar y llenar de maestría cualquier clase de
experiencia, pero si se concentra demasiado puede verse afectada por una falta
de libertad y apertura a nuevas experiencias que podrían enriquecerle la vida a
las personas. La Inmadurez necesita el camino o la forma, la Madurez
necesita el color y la perspectiva; si ambas energías se equiibran podrán crear una verdadera obra de
arte.
D.B.R.R