Revelar el futuro siempre ha sido tema de interés desde que se tiene memoria. Gobernantes, políticos y personas de la farándula no están exentas a consultar a los adivinos. Puede ser que una parte importante de la estructura social en la que vivimos, haya sido construida en base a las recomendaciones hechas por los “arcanos” hacia aquellos guardianes que protegen e imponen las reglas de este sistema social, la moda, la tecnología y las tendencias hacia lo que imponen y de aquello que es lo moralmente adecuado según tales dogmas. Y es que mientras exista aquella neblina que envuelve la mente con la incertidumbre y el miedo, las técnicas de adivinación seguirán latentes. Sin embargo existe otra forma de poder anticiparnos por así decirlo a los acontecimientos que vendrán en un futuro, especialmente aquel futuro que nos concierne directamente. Se trata de poder identificar aquellas misteriosas señales que vamos encontrando durante nuestro camino. A veces estas señales aparecen cuando una idea emerge de nuestra cabeza, o cuando algún acontecimiento inusual se presenta en el ambiente en que nos desenvolvemos. Suele ser interesante tomarse una pausa al día y escuchar lo que sentimos, tomarle importancia a lo que estamos pensando y observar lo que está pasando a nuestro alrededor. Al hacer esto comenzamos a encontrar aquellas misteriosas señales que pueden mostrarnos el futuro inmediato.
La mente y nuestros pensamientos que florezcan también pueden proyectarse desde el interior de nosotros hacia la realidad exterior en la que nos movemos, y a veces con esa energía podemos ser capaces de crear algo o modificar cosas o eventos, como si fuera un lienzo en el que vamos poniendo y quitando formas y colores. Estas señales, se pueden encontrar mas fácil si dejamos a un lado todas las trivialidades en las que seguimos distraídos día con día para poner atención a la esencia que radica dentro de nosotros mismos, aquella voz de nuestra propia conciencia. Las señales están allí, quizás no estén envueltas con luces de neón, o quizás si lo estén, a veces hasta se repiten dos tres veces en un pequeño lapso de tiempo. Algunas veces pueden ser tan simples y comunes que nos confiamos sin darles ninguna importancia. Por lo tanto, si hay algo que te parezca extraño en realidad no lo es, o algo que te haga pensar que se trata de una casualidad tampoco lo es, son señales que encontramos por el camino para prevenirnos, advertirnos, enseñarnos o recompensarnos.
Despertemos.
D.B.R.R